Aprendiendo a entender mensajes.
La mayor parte de nosotros no nos damos cuenta de la poca atención que ponemos a lo que ocurre tanto dentro como fuera de nosotros. Podemos identificar algunas cosas que nos ocurren internamente, pero suelen parecer más pequeños fragmentos de nuestra experiencia interna que realmente una identificación de la experiencia emocional.
A veces las respuestas a la pregunta “¿Qué estás sintiendo en este momento?” están cargadas de respuestas que no tienen que ver con la respuesta emocional, es como preguntar «¿De qué color es tu carro?» y que la respuesta sea “es un Toyota”.
Ahora bien, ¿De qué sirve poder hacer esto en un contexto terapéutico y cotidiano?
Imagina que estás frente al tablero de un avión. Te encontrarás con un montón de botones, palancas y mensajes en pantalla que a la mayoría de las personas no les representa nada. Pero alguien que se haya preparado para ser piloto de avión se enterará de cosas como: inclinación, altitud, velocidad, relación con el suelo.

Lo mismo ocurre con las emociones. Ellas podrían formar su propio tablero dentro de nosotros. Cada emoción nos intenta decir algo sobre uno mismo y la relación con nuestro contexto. El miedo nos puede comunicar que hay un peligro que evitar, el amor nos puede indicar que queremos pasar más tiempo con ese objeto que amamos, la culpa nos puede informar que hemos lastimado a alguien, etc. Todo esto con el fin de que a futuro cambiemos nuestro comportamiento, evitemos alguna situación, o pasemos más rato con algo o esforzándonos por algo.
¿Qué sería lo ideal? Esforzarnos en aprender a ser los pilotos que pueden identificar estas señales y mensajes que provienen de nuestras emociones para poder pilotar nuestro avión y no volar a ciegas. El mindfulness es una de las habilidades que te puede ayudar a iniciar con este aprendizaje.

La atención plena es solo una parte del todo.
¿Algunas vez has visto un rascacielos siendo construido? Los primeros meses son invertidos en hacer un hueco gigante, luego perforan las rocas y construyen los anclajes. Luego van los cimientos. Luego el piso a nivel planta baja. Para un observador casual, este proceso que lleva meses pareciera que no estuviera progresando, pero, si esta parte no se hace correctamente, toda construcción que hagas encima se desplomará.
Lo mismo ocurre con muchas habilidades en terapia: la regulación emocional, efectividad interpersonal, tolerancia al malestar. Todas estas habilidades se nutren de la capacidad que tengas de focalizar tu atención, que es lo que se busca con el mindfulness. Por ejemplo, para la efectividad interpersonal, hay que estar muy consciente de aspectos como acciones y expresiones faciales en un ambiente social y lo que esto nos genera en nuestro mundo interno.
Estas habilidades son como el sistema de raíces de un árbol. Un árbol solo crece si su sistema de raíces tiene capacidad de expandirse y de obtener del suelo nutrientes de buena calidad y agua. Nunca podemos ver las raíces, pero sin ellas no habría tronco, ramas, hojas ni frutos.
Si quieres aprender más sobre la atención plena, recuerda que hablo al respecto por aquí o en mis redes sociales. El mindfulness es una habilidad básica, que puede abrir la puerta para muchas cosas y procesos de cambio, pero no es lo único que debemos considerar a la hora de hablar de procesos psicológicos y psicoterapia.
¡Aprende a leer las señales y deja de pilotar a ciegas!
Te acompaño a través de mi servicio de psicoterapia en línea a reconocer tus emociones, identificarlas y entender lo que intentan decirte.
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